Anales del Congreso ALAP
Anales del X Congreso ALAP

Las residencias de personas en mayores en España, y particularmente en la Región de Madrid, han sido afectadas profundamente por la pandemia COVID-19 en los dos últimos años, como lo atestiguan el número de personas contagiadas y de muertes. La situación específica de estos espacios de convivencia, cerrados aunque con vínculos con el entorno comunitario, ha propiciado unas condiciones que han favorecido un impacto muy fuerte del coronavirus. Los estudios sobre personas mayores en residencias y COVID-19 han sido muchos y diversos, esencialmente dedicados a explorar las dificultades de gestión del contagio, la disponibilidad de recursos o la aplicación de normas de control, pero no ha habido investigaciones sobre el impacto personal de la pandemia en las personas residentes, obtenido de sus propias opiniones y experiencias.
El objetivo de este trabajo es mostrar cómo la pandemia les ha afectado e inferir las modificaciones en sus conductas, hábitos, actividades, o calidad de vida. Para ello, se diseñó un cuestionario para extraer información sobre su situación personal con respecto a la pandemia, los sentimientos y formas de afrontamiento, la salud física y mental, la valoración del espacio residencial, la calidad de vida y su interpretación sobre el edadismo. El cuestionario se conformó con 20 preguntas de diverso tipo, extensión y (limitada) complejidad, guiadas por las condiciones de respeto y dignidad a la persona establecidas por el Comité de Bioética del CSIC. En total se obtuvieron 458 cuestionarios en 42 residencias, de propiedad y/o gestión publica y privada, de mayor y menor tamaño y situadas en la ciudad y en la región de Madrid.
Los resultados mostraron una elevada edad media (casi 85 años), con predominio de mujeres, niveles educativos relativamente bajos y dominantemente en estado de viudez. La respuesta a la pandemia puede considerarse buena en general, a pesar de las dificultades de vivir en un espacio que se vio muy condicionado por las normas sanitarias impuestas. Así parece deducirse del estudio de su salud, de la afectación por el coronavirus y las medidas para afrontarlo, de sus preocupación y miedo ante la pandemia, de sus sentimientos positivos y su balance emocional favorable y de la ausencia de soledad percibida. Vivir en la residencia, a pesar de la pandemia, no parece haber sido una experiencia negativa, porque su satisfacción y su calidad de vida no parece haberse resentido de forma significativa. A ello han contribuido las condiciones físicas y los recursos del espacio construido, las actividades diarias desarrolladas, o las interrelaciones personales. Incluso la visión de su propio envejecimiento y la autopercepción del edadismo muestran signos positivos.
En definitiva, la hipótesis que espera testar el estudio es si la residencia puede haber actuado como un espacio de protección personal y social, a pesar de las condiciones establecidas durante la pandemia. La fase cualitativa del estudio, aún sin completar, será un instrumento imprescindible para ello.