Anales del Congreso ALAP
Anales del X Congreso ALAP

Cuando se habla de género existe una postura que afirma que el feminismo solamente pueden ejercerlo aquellas mujeres cis heterosexuales, y que todas las personas que no tienen caracteres sexuales de la categoría de hembra no pueden considerarse mujeres: ésta es la visión esencialista de la mujer. Hay otra visión que aboga por la desaparición de los géneros, ya que es la sociedad la que asigna a toda persona el género que se espera ejerza., y por lo tanto, la que oprime.
Al investigar desde el sistema sexo-género definido por Gayle Rubin, no se puede ignorar el elemento cultural ni el corporal. Así, Díaz y Dena (2013) proponen una producción científica feminista, para generar una ciencia emancipadora, puesto que la misma ciencia es un producto social que está en deuda con las mujeres, y también con las personas trans. El paradigma definido por Amoros (1998) propone que el género sea una nueva categoría analítica que explica que las diferencias sociales y dinámicas generan un orden social injusto que privilegia a los hombres sobre las mujeres. Este nuevo paradigma es factible ahora gracias a la crisis del positivismo.
Una investigación no sexista requiere que las relaciones de género se hagan visibles, que los sujetos se conviertan en agentes, y, ante las diferencias entre el empiricismo feminista y el posmodernismo feminista, se expliciten los valores feministas subyacentes en la investigación, tal como lo recomienda Gisela Kaplan. Se arriba finalmente a Donna Haraway, con su conocimiento situado que indica que ningún conocimiento es universal.
El abordaje de estos conceptos ha consistido en incentivar que las personas que han transgredido el género establecido (trans, queer y no binarias) reflexionen sus historias de vida, los mecanismos y los retos que enfrentan para salir adelante, y generen estrategias e iniciativas para promover un cambio de paradigma en todos los ámbitos de su vida.
Evidentemente, no estoy exento de caer en sesgos machistas y sexistas, a pesar de encontrarme en un proceso personal de deconstrucción permanente del género, pero no he tenido todas las vivencias que mujeres y hombres trans, y que mujeres cisgénero experimentan durante su vida. Un ejercicio de revisión periódica de mis propios prejuicios ha sido necesario, así como prestar atención a no asumir, generalizar ni trasladar valores que puedan obstruir el enfoque de género.